
La ganadera de Jaime Torrubiano, dedicada a la producción de carne de ovino, cuenta con un rebaño de 700 ovejas organizadas en dos lotes. Su modelo de gestión se basa en el pastoreo dirigido durante todo el año, aprovechando los recursos naturales del territorio y combinando el movimiento del ganado con el uso estratégico de diferentes naves y parideras distribuidas en la zona.
La ganadería trabaja con la raza autóctona Roya Bilbilitana, una raza ovina en peligro de extinción, cuya conservación y mejora genética es una prioridad. La selección se realiza con un exhaustivo control, extrayendo sangre a los corderos machos y seleccionando las hembras de mayor tamaño y rusticidad, lo que ha permitido obtener un ganado fuerte, adaptado y de gran pureza racial.
El sistema de pastoreo cubre aproximadamente 4.000 hectáreas de páramos naturales, rastrojos y barbechos, combinando la alimentación del ganado con cultivos propios de leguminosas, paja, esparceta y alfalfa. La propiedad de los pastos es comunal, mientras que las parcelas de cultivo pertenecen a la propia explotación. Para garantizar la movilidad y el bienestar de los animales, además de las naves en Tortuera y Torrubia, se utilizan corrales móviles con vallado eléctrico en diferentes puntos del territorio.
El ganado permanece en el exterior siempre que las condiciones lo permiten. Durante la noche, se estabulan para su descanso, invirtiendo el esquema en verano, cuando el calor extremo hace necesario el pastoreo nocturno. En época de parideras, las hembras permanecen entre 15 y 20 días en las naves junto a sus crías, con acceso a corrales exteriores.
El pastoreo dirigido es clave en la gestión de la explotación, asegurando el descanso del suelo y evitando el sobrepastoreo. Además, los cultivos de leguminosas se gestionan sin el uso de herbicidas, contribuyendo a la fertilidad del suelo y la regeneración del ecosistema.
El ganado se suplementa con paja y esparceta producida en la propia explotación. En periodos de mayor exigencia nutricional, como la paridera, se les aporta pienso adquirido a Oviaragón, además de cebada, forrajes y paja que producen Jaime y su hijo Abel, también certificado en el Mapa.
Los corderos permanecen junto a sus madres durante aproximadamente 2,5 meses, alimentándose de su leche y recibiendo un suplemento de pienso que puede alcanzar los 750 g diarios en la fase final. Suelen permanecer en los corrales exteriores, sin integrarse en el pastoreo con las madres antes de su venta.
Esta ganadería no solo contribuye a la conservación de la Roya Bilbilitana, sino que desempeña un papel clave en el mantenimiento del entorno rural y el relevo generacional en un sector en riesgo de abandono. El compromiso con el territorio se refleja también en su impacto social: el ganadero mantiene contratada a una persona durante todo el año y otra de manera estacional, garantizando empleo en el municipio y ayudando a que el centro escolar permanezca abierto gracias a la presencia de sus hijos y los de otros ganaderos de la zona.
Además, la explotación colabora activamente con la Asociación para la Recuperación de la Raza Roya Bilbilitana, reforzando su apuesta por la ganadería extensiva como motor de sostenibilidad, conservación de la biodiversidad y dinamización del medio rural.