
En un sector marcado por el abandono del campo y la falta de relevo generacional, Rodrigo Muñoz, un joven ganadero, ha decidido apostar por la ganadería extensiva y regenerativa como un modelo de vida a través de su proyecto Tuvaka Tribu.
Ubicada entre los pastizales de Noviercas (Soria) y las laderas del Moncayo en Purujosa (Zaragoza), esta ganadería extensiva sigue los ritmos de la tierra y las estaciones. Su modelo de manejo se basa en la ausencia total de estabulación, sin piensos ni alimentación industrial, apostando por el equilibrio entre el ganado, el ecosistema y las prácticas tradicionales adaptadas a la ganadería regenerativa.
El rebaño, compuesto por entre 60 y 90 animales según la época del año, se gestiona mediante pastoreo rotacional en 51 hectáreas de pastizales y 60 hectáreas de bosque. Desde febrero hasta junio, la ganadería practica la trasterminancia, trasladando el ganado a pie hasta Purujosa, recorriendo 35 kilómetros a través de la Real Cañada de las Merinas. Esta práctica ancestral no solo protege a los animales de los inviernos más duros en Noviercas, sino que también permite el descanso y la regeneración natural de los pastos.
Las razas han sido seleccionadas por su adaptación al medio y a una alimentación 100% basada en pastos y forrajes naturales. El rebaño está compuesto por ejemplares de raza Pirenaica, Asturiana, Limusina, Casina, Aberdeen Angus y mestizas, garantizando resiliencia y eficiencia en la conversión de pasto en carne.
Durante los meses de menor disponibilidad de pasto, la alimentación se complementa con forrajes ecológicos de proximidad (máximo 60 km), sin el uso de piensos ni compuestos artificiales. Para reforzar la salud del ganado, se suplementa con algas marinas, levaduras y ajo, mejorando su bienestar de manera natural.
La gestión del pastoreo se basa en principios de ganadería regenerativa, aplicando rotaciones estratégicas, pastos diferidos, impacto controlado en las praderas y largos períodos de descanso para favorecer la regeneración del suelo. En Purujosa, además, se implementan técnicas de redileo y pastoreo tradicional con perros carea. Estas prácticas no solo benefician el ecosistema y la biodiversidad, sino que también contribuyen a la prevención de incendios, manteniendo el monte limpio y en equilibrio.
Actualmente, la ganadería está certificada por DeYerba y en proceso de conversión a ecológico. Asimismo, forma parte de las Zonas de Protección para la Alimentación de Especies Necrófagas (ZPAEN), colaborando con la Asociación Acobija Conservación en el seguimiento y protección de aves carroñeras. Junto a esta entidad y Sentir Rural, organiza jornadas divulgativas sobre Ganadería Extensiva y Naturaleza, promoviendo la importancia de este modelo de producción en la conservación del paisaje, los polinizadores y la fauna silvestre.
Apostando por la venta directa de carne 100% a pasto, la producción se comercializa en lotes de 4,5 kg, garantizando un producto diferenciado, saludable y con una trazabilidad completamente transparente. Además, el proyecto refuerza la economía local al utilizar la carnicería del pueblo como sala de despiece y envasado, asegurando que el valor añadido permanezca en el territorio.
A lo largo del año, la ganadería recibe visitas para mostrar de primera mano que otro modelo es posible. Un modelo sin grandes infraestructuras, pero con un impacto positivo en la tierra, los animales y la comunidad.
Descubrir esta ganadería es conocer un proyecto que apuesta por la vida, el paisaje y un futuro más sostenible.