
En un contexto de despoblación creciente y pérdida de actividad económica en el medio rural, explotaciones como la de Julia Román son ejemplo de resistencia, compromiso y futuro para nuestros pueblos. Su ganadería ovina, ubicada en Tartanedo, en la provincia de Guadalajara, cuenta con 1.400 ovejas de carne de razas adaptadas al territorio, gestionadas en un único lote que sale a pastar a diario, excepto en días de climatología extrema. El pastoreo se realiza de manera rotacional y dirigida, seleccionando cuidadosamente las mejores zonas de pasto comunal y utilizando vallados portátiles, lo que permite un aprovechamiento sostenible y responsable del entorno natural.
El sistema de manejo es tradicional, pastoreando durante el día y estabuladas por la noche. La reproducción se realiza de forma natural mediante cubrición directa con los machos, respetando los ciclos del rebaño y favoreciendo la rusticidad de los animales. La alimentación se basa en el aprovechamiento de los pastos naturales, suplementada únicamente con paja y esparceta, mientras que los corderos se ceban con pienso y paja, en función de su calidad y el precio del mercado.
La ganadería cuenta con una nave ganadera, además de infraestructura móvil que permite la gestión eficiente del pastoreo. Las labores de higiene y sanidad se realizan con rigurosidad: desparasitación regular de los animales y control ambiental mediante desinsectación, desinfección y desratización.
La importancia de esta ganadería no se limita solo a lo productivo: esta ganadería familiar mantiene viva la economía del pueblo. Julia y su familia viven en el municipio, y lo mismo ocurre con sus trabajadores y sus respectivas familias. Esta presencia garantiza la continuidad de servicios esenciales como tiendas, bares, escuelas y atención sanitaria, en una zona especialmente vulnerable al despoblamiento.
Además, el pastoreo contribuye activamente al mantenimiento del paisaje y la prevención de incendios, cumpliendo una función ambiental que a menudo pasa desapercibida, pero que es vital para la salud de los ecosistemas.
Julia es también una mujer profundamente conocedora de la problemática que atraviesa la ganadería extensiva, y no duda en alzar la voz para defenderla. Es reivindicativa, luchadora, y una firme defensora del valor ecológico de su actividad. Pastorea los páramos donde habitan especies de aves esteparias en grave peligro de extinción, como la alondra ricotí.
Sin la actividad ganadera que ella y su familia desarrollan en esta zona, esta especie desaparecería. Tanto ella como su marido, Javier Madrid, tienen contratada a mucha gente para trabajar en las ganaderías familiares, y gracias a ello mantienen el centro escolar abierto, generando empleo y garantizando la vida y el futuro del pueblo.
Su explotación es un ejemplo claro de cómo la ganadería extensiva no solo produce alimentos, sino también territorio, comunidad y esperanza.