
Esta explotación caprina de leche, con 300 cabras de las razas Florida y de Guadarrama, combina un manejo eficiente de los recursos del entorno con una producción artesanal de queso y una comercialización de proximidad. Ubicada en un paisaje eminentemente agrícola, la ganadería aprovecha unas 100 hectáreas de rastrojos, barbechos, eriales y tierras baldías para el pastoreo diario, aunque los animales pernoctan en las instalaciones, que cuentan con 1.200 m², de los cuales el 40% está cubierto y el resto son corrales al aire libre.
La producción lechera se destina en su mayor parte a la industria, aunque aproximadamente 800 litros mensuales se envían a una quesería local, donde se transforman en queso bajo su propia marca, comercializado en tiendas de la zona. Los cabritos, por su parte, se venden al destete.
El manejo del ganado está diseñado para reducir al mínimo el uso de insumos externos. La alimentación se basa en pastos naturales y forrajes de avena y alfalfa, evitando el uso de pienso comercial. En su lugar, el ganadero elabora su propia mezcla de grano, compuesta por yeros, maíz, avena, cebada y pipas de girasol, adquiridos en el almacén local que abastece a los agricultores de la zona. Durante el vacío, el rebaño se alimenta casi exclusivamente de pasto y forraje, mientras que los animales en producción reciben 1,5 kg de grano al día, complementando su dieta con forraje y pasto.
Aunque la explotación no cuenta con pastos en propiedad ni aplica un sistema formal de pastoreo rotacional, el movimiento controlado del ganado sobre las superficies agrícolas contribuye a la regeneración del suelo y la reducción de insumos y labores innecesarias. Además, el sistema de manejo incluye medidas para el bienestar animal, con un calendario de vacunaciones orientado a la prevención de enfermedades. Actualmente, está en trámite la certificación 100% raza autóctona.
Más allá de su labor ganadera, el propietario es un actor clave en la defensa del sector, habiendo impulsado junto con otros compañeros un sindicato independiente que ha logrado establecer interlocución directa con la administración, al margen de los grandes sindicatos agrarios. Su ganadería es la única que pastorea en la zona y la última explotación caprina que mantiene una salida regular al campo, preservando así una tradición que poco a poco ha ido desapareciendo del territorio.